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“¿Alguna vez terminan las pandemias?”, cuestionan especialistas

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Tina Gutiérrez

El 5 de mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que la COVID-19 ya no se considera una emergencia de salud pública a nivel internacional. Esto significa que los países deben cambiar su enfoque de la respuesta de emergencia al manejo y control de la COVID-19, junto con otras enfermedades infecciosas. Pero más allá de los decretos, investigadores de la Universidad de Harvard se preguntan: ¿Alguna vez terminan las pandemias?

Según un artículo editorial, publicado en la revista científica The New England Journal of Medicine, los investigadores Joelle M. Abi-Rached y Allan M. Brandt, consideran que el fin de una pandemia no está determinado únicamente por la epidemiología o por decisiones políticas, sino por la normalización de los niveles de mortalidad y morbilidad (enfermedad) una vez que se integra la enfermedad en la rutina de la sociedad.

Finalización “por decreto”

La OMS considera que un brote se da por finalizado cuando no se reportan casos confirmados o probables durante un periodo de tiempo que equivale al doble del periodo de incubación máximo del virus, señalan los autores.

Según esta definición, por ejemplo, Uganda declaró el fin del más reciente brote de Ébola en el país el 11 de enero de 2023. Sin embargo, dado que las pandemias son eventos que se desarrollan en un escenario global, tanto en lo sociopolítico como en lo epidemiológico, su finalización, al igual que su inicio, no está determinada únicamente por criterios epidemiológicos, “sino también por preocupaciones sociales, políticas, económicas y éticas”.

El texto señala que la erradicación de los virus responsables de pandemias es compleja, ya que incluye factores como: desigualdades estructurales en el ámbito de la salud, tensiones globales que obstaculizan la cooperación internacional, la movilidad de la población, el desarrollo de resistencia a los tratamientos y alteraciones ecológicas capaces de modificar el comportamiento de la fauna silvestre.

Es por esto que las sociedades a menudo eligen una estrategia que resulta menos costosa desde perspectivas sociales, políticas y económicas. Este abordaje implica reconocer como inevitables ciertos fallecimientos en segmentos de la población que se encuentran en desventaja socioeconómica o que padecen otras condiciones de salud.

En consecuencia, las pandemias llegan a su fin cuando las sociedades adoptan una perspectiva práctica sobre los costos sociopolíticos y económicos asociados a las medidas de salud pública, es decir, cuando asumen como habituales los niveles de mortalidad y morbilidad relacionados con la pandemia.

Historia de las crisis

Un claro ejemplo para abordar el tema es la crisis derivada de la COVID-19. Aunque la preocupación pública sobre la enfermedad ha estado disminuyendo hasta casi desaparecer, la enfermedad sigue siendo una amenaza, explica el portal web Gaceta Médica.

Según se retoma, los autores reflexionan sobre el fin de la emergencia asociada a una pandemia, no desde la epidemiología, sino como un “complejo proceso de adjudicación de poderosas fuerzas políticas, económicas, éticas y culturales”.

Los acontecimientos sociopolíticos también han influido en el cambio de enfoque sobre la COVID-19. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó una ley que puso fin a la declaración de emergencia nacional por COVID-19 el 10 de abril de 2023. Otros países en todo el mundo tomaron decisiones similares a lo largo de este año. Esto no significa que el riesgo de la enfermedad haya desaparecido, sino que otros factores sociales y políticos están influyendo en la toma de decisiones.

Los autores también mencionan ejemplos históricos que respaldan esta perspectiva. La peste, por ejemplo, persistió como una enfermedad endémica zoonótica (que pasó de animales a humanos) a pesar de las medidas tomadas durante el reinado de Luis XV en Francia. La pandemia de gripe H1N1 de 1918 sigue circulando y causando miles de muertes anualmente. La tuberculosis es endémica en muchos países de ingresos bajos y medios debido a diversas condiciones. El VIH se ha convertido en una enfermedad crónica, lo que demuestra cómo la sociedad y la política pueden normalizar la mortalidad.

Los motivos profundos

Además, Abi-Rached y Brandt sugieren que la rutinización y endemización de una enfermedad pueden estar relacionadas con oportunidades económicas a largo plazo. En este sentido, señalan que el mercado mundial de medicamentos contra el VIH ha experimentado un crecimiento significativo y que la COVID-19, a pesar de su carga económica actual, podría convertirse en un área lucrativa para la industria farmacéutica. En última instancia, argumentan que el fin de las pandemias está determinado por cómo las sociedades evalúan los costos sociopolíticos y económicos de las medidas de salud pública.

Es así que la pandemia de VIH no se ha terminado, ni oficialmente ni en lo práctico. Si no te has hecho una prueba de detección, en AHF Chile las hacemos gratis. Acércate a nuestras oficinas en o escríbenos por WhatsApp.