La disidencia sexual, entendida como las orientaciones sexuales o expresiones de género que salen de las categorías tradicionales, ha encontrado un aliado en las artes visuales. En especial el performance han sido históricamente un medio poderoso para la expresión y la reivindicación de la diversidad sexual.
Pero también a través de la pintura, la escultura y la instalación, artistas han creado obras que no solo son estéticamente impactantes, sino que también sirven como vehículos para el cambio social y la reflexión crítica. Este es el caso de Guillermo Moscoso, un destacado artista visual chileno, conocido por su enfoque innovador y multifacético en el arte contemporáneo.
El arte, un lugar seguro para la disidencia sexual
Moscoso desafía lo convencional personificando el gesto dramático de “El Ángel Indulgente” y “Areasucia”, dos alter egos que quedaron grabados en la memoria del underground de los años noventa, recoge el periódico El Desconcierto. Al mismo tiempo, participó en el grupo comunitario Positivamente Positivos, donde ayudó a denunciar y hacer visible la discriminación hacia personas con VIH durante los peores años de la pandemia.
Con su trabajo, cuestionó los espacios biopolíticos de un país segregador, afectado por estrategias de despojo, violencia e impunidad que han dañado el tejido social y los imaginarios colectivos.
En una entrevista otorgada a El Desconcierto en 2018, Moscoso comparte sus motivaciones, sus intereses y sus estrategias para llevar al escenario del arte aquellas preocupaciones sociales, como la disidencia sexual, que han guiado su quehacer artístico.
El artista recuerda que desde pequeño manifestó un interés especial por el arte en general, y entre dibujos y juegos comenzó a hacer escenificaciones, a construir maquetas con diversos materiales. “Desde niño comprendí que era el único medio donde podía existir, un espacio de plena libertad”, afirma.
Al crecer, decidió estudiar arte, pero su carrera académica quedó inconclusa. Sin embargo, de ahí tomó las bases para dedicar su vida a la expresión, centrándose en la memoria individual y colectiva.
El cuerpo que habla
En su obra, Moscoso cuestiona constantemente lo normalizado. Para ello, dice, el cuerpo ha sido el medio para reflexionar y cuestionar diversas temáticas que con frecuencia se encuentran en crisis en la sociedad.
Su principal medio de expresión como artista plástico ha sido el performance, una disciplina en la que el artista utiliza su cuerpo y acciones en tiempo real como medio principal de comunicación. En general, el performance puede incluir elementos como teatro, danza, música y artes visuales, creando una experiencia única y efímera para la persona que lo presencia. Es una disciplina que desafía las fronteras tradicionales del arte, promoviendo la innovación y la reflexión crítica.
Así, el creador recuerda su acercamiento y predilección por esta forma de arte: “A mediados y finales de los años noventa desarrollaba la técnica de la xilografía (un tipo de grabado en madera) acompañada de textos de carácter poético, donde contaba una historia de amor y desamor, cuerpos diversos, enfrentados a cuestionamientos existenciales, una suerte de lira popular que entrecruzo con la temática del VIH, ya que amigos/as y conocidos comenzaron a morir a causa de esta epidemia, entonces cruzo biografía y memoria para dejar un vestigio de esta problemática devastadora e invisibilizada en nuestra sociedad”.
En ese contexto de urgencias y carencias, decide contar con su propio cuerpo la historia que relataba en las xilografías que formaban parte de la serie llamada “El ángel indulgente”. Lo define como una “necesidad vital”. Esta fue la disciplina que le abrió un gran abanico de posibilidades en el campo de las artes visuales hacia diversas técnicas.
El arte y su papel político en la disidencia sexual
A la par, comienza a hacer trabajo comunitario en Positivamente Positivos de Concepción, agrupación de personas viviendo con VIH, familiares y amigos, donde aportó desde el arte, haciendo activismo para visibilizar las demandas en torno a la epidemia a nivel local
Para Guillermo, el performance “tiene el deber político de cuestionar la realidad en la cual somos partícipes”. Su objetivo último es la interpelación y reflexión desde el cuerpo que crea relatos e irrumpe en el espacio público, causando desestabilidad en las formas de poder.
Y un tema fuertemente vinculado con la corporalidad, la disidencia sexual y el cuestionamiento es el VIH. Sobre este tema, Moscoso sostiene que Chile, como sociedad, no ha evolucionado. “Faltan políticas claras y efectivas en prevención del VIH, campañas nacionales y focalizadas durante todo el año y en todo el territorio respetando sus identidades y construcciones socioculturales”, sentencia.
“El Ministerio de Educación tiene una deuda histórica con la educación sexual, los padres y familias en general no hablan de estos temas con sus hijos, las religiones deberían callar y no emitir juicios y castigos moralizantes, ya que esto es una problemática sanitaria que necesita a todos los componentes sociales para romper con el estigma”, reflexiona.
Crear para comunicar
Al abordar temas como la identidad de género, la orientación sexual y la lucha contra la discriminación, el arte visual y el performance se han convertido en herramientas esenciales para visibilizar y celebrar las experiencias de las comunidades LGBTQ+. Por esto, el trabajo de Guillermo Moscoso se ha vuelto tan paradigmático en la escena del arte contemporáneo en Chile.
Recuerda que la disidencia sexual está en todas partes, tanto en el arte como en los servicios de salud. Por eso, en AHF Chile te ofrecemos espacios incluyentes, libres de estigma y discriminación. Si quieres hacerte una prueba de VIH gratuita, acude a nuestro centro o escríbenos por Whatsapp y haz una cita ya.