El pasado 14 de octubre se cumplieron dos años desde que se entregó el primer carnet de identidad para una persona no binaria en Chile. En ese momento, el Servicio de Registro Civil e Identificación entregó la primera cédula que marcaba “x” en el campo asignado para el “género”, con lo cual se expidió el carnet no binario de una persona que no se identifica como hombre ni como mujer.
Paradójicamente, este primer documento de identidad llegó apenas un mes después del plebiscito constitucional en el que se rechazó la posibilidad de que el país tuviera una nueva Constitución. En aquella propuesta de texto no sólo se nombraba por primera vez a la diversidad sexual, sino que también se abría la posibilidad de crear una institución para resguardar los derechos que el mismo texto consagraba, por ejemplo, el de la identidad.
“Toda persona tiene derecho al libre desarrollo y pleno reconocimiento de su identidad, en todas sus dimensiones y manifestaciones, incluyendo las características sexuales, identidades y expresiones de género, nombre y orientaciones sexoafectivas”, señalaba el artículo 64.
Les no binaries existen y resisten
Shane Cienfuegos fue la primera persona no binaria en registrarse como tal. Es activista, trabajadore social y especialista en estudios de género. En el momento de aquel logro, entrevistade por el portal de noticias Presentes, comentó que ese reconocimiento abría “un diálogo para poder problematizar sobre las desigualdades sociales a las que nos hemos visto enfrentades como comunidad. Me costó años y me llevó a una lucha con la Justicia que nadie debería tener que enfrentar”.
Cabe destacar que en Chile no existe aún una forma de que otros documentos oficiales indiquen una opción distinta a “masculino” o “femenino” para catalogar a las personas. Para conseguirlo, Shane recurrió a la vía judicial. De esta forma, abrió la puerta para que otres del colectivo no binario fueran, por fin, vistes y escuchades.
Un arduo camino hacia el carnet no binario
Según relató Shane, esta vez en conversación con el portal OTD, un primer paso para exigir que su identidad fuera reconocida lo dio en 2016, cuando consiguió un cambio de nombre en su carnet a través de un juicio, aunque tenía muy claro que su objetivo final era que se consignara un género neutro en su documento.
Ya en 2019 comenzó a dialogar con Lorena Lorca, directora de la Clínica Jurídica de la Universidad de Chile, con quien logró armar algunas estrategias legales para la argumentación de su caso.
El primer paso, recuerda Shane, fue acudir al registro civil el 13 de febrero del 2020 para solicitar a través de la ley 21.120 (Ley de Identidad de Género) la rectificación de su cédula de identidad con casilla no binaria. En ese momento, la petición le fue negada, pero el documento resultante de este proceso era una evidencia de que se le negaba la posibilidad de hacer efectivo el derecho a la identidad de género. El siguiente movimiento fue demandar al Estado.
Shane siempre ha destacado que se trató de “un arduo trabajo colectivo de las disidencias sexuales, las organizaciones civiles, y aliades de la academia quienes han aportado su granito de arena” para hacer posible que recibiera su carnet no binario.
Los cambios que hacen falta
Aunque la entrega de ese primer carnet no binario fue un gran avance en cuanto a visibilidad, las leyes no han cambiado desde entonces. No hay un instrumento legal que obligue a que las otras instituciones reconozcan a las personas no binarias como tales, y en tanto no suceda, esta población estará lejos de acceder a derechos básicos como salud, vivienda y educación.
El hecho de que todas las rectificaciones, hasta ahora, se hayan tenido que ganar por medio de juicios expone lo mucho que hace falta para alcanzar el reconocimiento legal de las identidades no binarias.
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