Mujeres trans, tratamientos hormonales y el VIH

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Sheila

Muchas mujeres trans que viven con VIH se enfrentan a una preocupación importante: “¿puedo tomar mi terapia hormonal y su tratamiento antirretroviral al mismo tiempo?” Existe el temor de que uno afecte la eficacia del otro, lo que lleva a algunas mujeres a preferir las hormonas que reafirman su identidad y suspender los antirretrovirales. Sin embargo, la realidad es que ambas terapias pueden coexistir de forma segura si se administran correctamente y con el acompañamiento adecuado.

¿Qué es el tratamiento de afirmación de género?

El tratamiento hormonal para la afirmación de género generalmente incluye estrógenos y, en algunos casos, antiandrógenos como el acetato de ciproterona. Estos medicamentos pueden tener interacciones con algunos antirretrovirales, pero esto no significa que la hormonización deba interrumpirse. Lo más importante es contar con un seguimiento médico para ajustar las dosis y elegir combinaciones de fármacos que no comprometan la salud.

Uno de los principales problemas que pueden surgir es que ciertos antirretrovirales, en particular los que actúan sobre las enzimas del hígado, afecten la concentración de hormonas en el cuerpo. Algunos medicamentos pueden acelerar el metabolismo de los estrógenos, reduciendo su efecto, mientras que otros pueden aumentarlo, lo que podría generar efectos secundarios no deseados. Por ejemplo, un estudio de 2020 encontró que ritonavir y efavirenz, dos medicamentos antirretrovirales, pueden disminuir los niveles de estrógenos en sangre, lo que podría hacer que el tratamiento hormonal sea menos efectivo.

Cuidando las interacciones

Los medicamentos antirretrovirales pueden interactuar con las hormonas presentes en los anticonceptivos orales (en especial, el etinilestradiol), que muchas mujeres trans utilizan en lugares donde no hay un acceso formal a tratamientos o las formulaciones más seguras de estrógenos (como el 17-β estradiol) no están disponibles o son más costosas. Estas interacciones podrían alterar la seguridad y efectividad de ambos medicamentos.

Cabe destacar que cuando el etinilestradiol se usa en combinación con fármacos antirretrovirales, puede haber un mayor riesgo de formación de coágulos sanguíneos, de acuerdo con la guía Implementación de programas integrales de VIH e ITS con personas trans, publicada (en inglés) por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Sin embargo, las directrices de la Organización Mundial de la Salud sobre anticoncepción han señalado que no existen interacciones farmacológicas entre los anticonceptivos hormonales y los tratamientos antirretrovirales, suficientemente significativas como para desaconsejar su uso conjunto. La mayoría de las interacciones entre estos dos tratamientos reducen los niveles de estradiol en sangre, pero no afectan los niveles de los antirretrovirales.

La clave está en que las mujeres trans sean monitoreadas de cerca cuando toman hormonas y antirretrovirales, para así vigilar las variaciones al Iniciar, suspender o cambiar los medicamentos para tratar el VIH.

Las mujeres trans deben tener acceso a los servicios

Otro punto importante es que el acceso a una atención médica libre de prejuicios es crucial para que las mujeres trans se sientan en confianza para preguntar sus inquietudes. La discriminación que muchas han experimentado en los servicios de salud puede hacer que eviten buscar atención médica o que abandonen su tratamiento.

Esta falta de acceso a la información científica y confiable contribuye a que se mantenga la creencia de que las hormonas y los antirretrovirales son incompatibles, cuando en realidad se pueden adaptar para cada caso.

Además, es importante recordar que suspender el tratamiento antirretroviral puede tener consecuencias graves para la salud. Si el VIH no es controlado, puede debilitar el sistema inmunológico, aumentando el riesgo de infecciones y otras complicaciones. En cambio, iniciar el tratamiento y apegarse a él permite que el virus sea indetectable, lo que significa que la persona que vive con VIH puede llevar una vida larga y saludable.

Por ello, las mujeres trans que viven con VIH no deberían verse obligadas a elegir entre su identidad y su salud. Lo importante es que reciban una atención médica informada, que tome en cuenta tanto la afirmación de género como el tratamiento del VIH. Con el seguimiento adecuado, es completamente posible mantener ambos tratamientos de manera efectiva y segura.

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