Por años, el condón ha sido visto como “un mal necesario”, algo que se tiene que usar, pero que “quita sensibilidad” o “interrumpe el momento”. Al pensar en un condón, se le ve más como una pastilla que hay que tragar para evitar infecciones y embarazos, en lugar de verlo como lo que realmente es: un juguete erótico con potencial para mejorar la experiencia sexual.
¿Y si cambiamos el enfoque? En vez de pensar en el condón como una medicina, pensemos en él como un accesorio para gozar.
El aliado para el placer
La principal razón para usar el condón es para prevenir infecciones de transmisión sexual (ITS) y embarazos no planificados. Pero si solo lo vemos desde esta óptica, es fácil que nos parezca algo que nos protege pero que no nos aporta nada más (como si esto fuera poco). En realidad, los condones pueden hacer que la experiencia sea más excitante si los elegimos bien y los incorporamos de manera creativa.
Por ejemplo, hay condones ultradelgados que potencian las sensaciones, texturizados que añaden un extra de fricción, con sabores para el sexo oral, con sustancias retardantes para prolongar la experiencia o con lubricantes térmicos y para estimular más los genitales.
Frente a esta variedad, si alguien cree que los condones “quitan sensibilidad”, es probable que aún no haya probado las opciones que existen o que no haya encontrado el tipo que mejor se adapta a su experiencia.
El condón es más juguete que medicina
¿Por qué cuando vemos un dildo pensamos en placer, pero cuando vemos un condón pensamos en algo médico? Ambos están diseñados para la experiencia sexual, pero uno es celebrado y el otro muchas veces es tolerado con resignación. Este prejuicio viene de décadas de campañas que han tratado al condón como un medicamento, en lugar de integrarlo en el disfrute.
Pero el condón no es sólo una barrera física que evita la transmisión de microorganismos, es una herramienta que puede sumarle diversión al sexo. Imagínalo como un accesorio que te permite experimentar con diferentes sensaciones. Por ejemplo, un condón con texturas puede hacer que una posición que antes se sentía “normal” se convierta en algo nuevo y estimulante. O si pruebas un condón con efecto frío/calor, puedes descubrir nuevas formas de placer.
Además, usarlo te protege, por lo que también te permite entregarte al momento con menos preocupaciones. Saber que ambos están cuidados y pueden concentrarse en el placer cambia la dinámica por completo.
Elige el condón ideal para tu placer
El mercado de condones es tan amplio como el de juguetes sexuales, pero muchas personas siguen comprando los más básicos sin explorar más opciones. Si quieres que el condón deje de ser una obligación y se convierta en un potenciador del placer, aquí te presentamos algunos consejos:
- Prueba diferentes materiales: Los de látex son los más comunes, pero los de poliuretano pueden ser más delgados y mejorar la sensación de contacto.
- Explora con texturas: Condones con estrías, puntos o diferentes relieves pueden aumentar la estimulación, especialmente en ciertas posiciones.
- Juega con efectos: Los condones con lubricantes térmicos o que generan cosquilleo pueden darle una dimensión completamente nueva a la experiencia.
- Elige el tamaño adecuado: Un condón muy apretado o demasiado flojo puede ser incómodo y afectar la sensación. Probar diferentes tallas puede hacer una gran diferencia.
- Úsalos en el juego previo: Experimentar con condones de sabores en el sexo oral o usarlos en juguetes sexuales puede hacer que sean parte del disfrute.
Cambiar la forma en que vemos el condón es clave para transformar la experiencia sexual. No es una obligación incómoda, sino un aliado que puede hacer que el sexo sea más divertido, seguro y placentero. ¡Haz del condón tu juguete favorito!
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